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La calabaza es uno de esos alimentos excepcionales a los que todavía no se ha hecho debida justicia. Es digestiva, deliciosa, de aspecto atractivo y está repleta de sustancias con efectos muy beneficiosos sobre la salud. Son méritos que justifican un uso frecuente, con diferentes preparaciones.
La calabaza tuvo su origen en la zona entre Guatemala y México, donde hace diez mil años se consumían variedades silvestres con poca pulpa y sabor amargo. Pero los agricultores americanos fueron seleccionando semillas hasta conseguir un alimento dulce y aromático. Se convirtió en un patrimonio tan esencial para los nativos que algunas tribus norteamericanas enterraban a sus muertos con calabazas, acaso como reserva de alimento y protección para el más allá.
Las Semillas, una mina de nutrientes
Las semillas de calabaza son una gran fuente de grasas cardiosaludables – ácidos oleico y linolénico – así como de cinc. Este mineral estimula el sistema inmunitario y, junto con los carotenos que también se hallan en las semillas, inhibe el crecimiento del tejido prostático, por lo que se recomienda para prevenir la hiperplasia benigna de próstata. Por otro lado, junto con el magnesio, el cinc ayuda a mantener la densidad ósea con la edad.
También contienen compuestos antiinflamatorios útiles en la artritis: fitoesteroles, que ayudan a regular el colesterol; y el triptófano, que favorece el descanso.
La Calabaza amiga de la piel y de la vista
- Las calabazas proporcionan vitaminas y minerales esenciales sin aportar apenas calorías.
- Pese a que la calabaza es rica en almidones, es ligera, pues un 92% de su peso es agua: 100 gramos aportan sólo 27 calorías. De hecho, como sacia gracias a la fibra y calma la apetencia por lo dulce, se incluye a menudo en las dietas de adelgazamiento.
- Sin duda el nutriente más destacado de la calabaza es la vitamina A en forma de beta caroteno. Basta un ración de 200 gramos para satisfacer casi el 80% de las necesidades diarias. La vitamina A no solo ayuda a mantener la salud de la vista, los dientes, las mucosas respiratorias y la piel, sino que como potente antioxidante que protege al organismo frente a la acción de los radicales libres.
- La calabaza es una hortaliza rica en vitaminas del grupo B, que se hallan en proporciones equilibradas. En conjunto, entre otras cosas, son imprescindibles para transformar los alimentos en energía, construir tejidos y proteger el sistema nervioso. con una ración de 200 gramos se cubre el 14% de las necesidades de vitamina B2, el 10% de las de B1 y B5, y el 16% de las de ácido fólico (B9).
- Unos 200 gramos de calabaza proporcionan el 18% de las necesidades diarias de la vitamina E.
- El potasio es el mineral más abundante en la calabaza, lo que la hace ideal para eliminar líquidos. Esta propiedad se indica en la prevención y tratamiento de la hipertensión, algunos trastornos renales y la insuficiencia cardíaca.
- 200 gramos de calabaza aportan 24 miligramos de magnesio que equivale a el 8% de las necesidades diarias. Este mineral es fundamental para el buen estado de los huesos, los músculos y los nervios.
- El aporte de hierro de la calabaza es significativo: en 200 gramos se encuentran 1.6 gramos que satisfacen el 11% de las necesidades diarias.
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