Las sustancias especiales que necesitan las células de nuestro organismo son de dos tipos: orgánicas; como los hidratos de carbono, grasas y proteínas; e inorgánicas, como el agua y las sales minerales.
Con estos nutrientes, el organismo obtiene la energía y vigor que requiere para su crecimiento y desarrollo.
Hidratos de Carbono
Llamados también carbohidratos, almidones o azúcares, son los que proporcionan la mayor parte de energía que el organismo necesita. Se digieren fácilmente, y son los que más rápidamente se absorben entre otras sustancias activas.
Los hidratos de carbono se encuentran en los cereales como: trigo, maíz, cebada, quinua y arroz, entre otros. De todos, el arroz es uno de los principales componentes de carbohidratos; lo malo es que una buena parte de su principio activo se pierde cuando el grano está pulido.
También los encontramos en los tubérculos como la papa y el camote, y muchas frutas; sobre todo aquellas carnosas como la manzana.
Existen algunos azúcares que son más sanos que otros; por ejemplo los de las frutas y legumbres son beneficiosos, mientras que la sacarosa (azúcar blanca de mesa) es considerada perjudicial para la salud. Por ello se recomienda consumir azúcar rubia o miel de abeja.
Grasas
Son alimentos muy energéticos y también ayudan a absorber ciertas vitaminas. Una cucharada de aceite vegetal proporciona el doble de energía que una cucharada de azúcar.
Las grasas son de dos clases: animal y vegetal. La primera, contiene grandes cantidades de grasa saturada. Su abuso provoca un aumento del colesterol y la formación de placas en las paredes de las arterias. Se encuentra mayormente en los embutidos, manteca, mantequilla, huevos, leche entera y en los productos derivados de la carne de cerdo, principalmente.
Las grasas vegetales son consideradas más sanas porque se componen de ácidos grasos poli insaturados y mono insaturados. A los primeros, se les halla en los aceites de maíz, girasol y uva; y a los segundos, principalmente en el aceite de oliva. Los especialistas en nutrición recomiendan que la ingesta de grasa animal en promedio no debe superar el 10 por ciento. No debe olvidarse que las grasas demoran más que los hidratos de carbono o proteínas en ser digeridas. Por ello, una persona tarda más tiempo en tener hambre después de haber ingerido alimentos que contienen grasa en exceso. No es bueno, por lo tanto, comer alimentos con mucha grasa porque se sobrecarga el trabajo de los órganos digestivos.
Proteínas
Las proteínas son moléculas que están conformadas por unas unidades más simples, llamadas aminoácidos. Existen unos 20 aminoácidos, de los cuales el organismo puede obtener algunos de ellos a partir de otro; pero hay 9 que no puede sintetizar y debe conseguirlos a través de los alimentos.
La función de las proteínas es doble: hacer funcionar el organismo y proporcionarle energía. La cantidad de energía que aportan equivale a 4 calorías por cada gramo.
La digestión de las proteínas es más lenta que la de los hidratos de carbono, pero un poco más rápida que las grasa.
Al igual que estas últimas, las proteínas son de dos clases: animal y vegetal. Las primeras se encuentran principalmente en las carnes rojas y blancas, huevos y quesos. Mientras que las segundas se hallan en las menestras como frejoles, lentejas, garbanzos, nueces, cereales y semillas.
Sales Minerales
Son sustancias inorgánicas formadas por macro minerales (sodio, potasio, calcio, y magnesio, principalmente) y micro minerales (zinc, yodo, flúor, hierro entre otros). Las sales minerales ayudan a la formación de los tejidos.
El organismo necesita de elementos como el hierro, que sirve para el intercambio de oxígeno durante la respiración. El calcio y el fósforo son los componentes principales de los huesos y dientes, junto con el magnesio. El yodo es necesario para las hormonas que controlan el equilibrio del metabolismo. El potasio es importante para los nervios y los músculos.
Una dieta equilibrada debe contener sustancias minerales; la mayoría de las personas solamente requieren pequeñas cantidades, un 4 por ciento aproximadamente.
Sin embargo, no es raro encontrar deficiencia de sustancias minerales en personas supuestamente bien alimentadas. Esto sucede porque sólo se limitan a consumir unos pocos alimentos, en vez de ingerir una dieta variada. Por ejemplo la anemia – por carencia de hierro – es común en los países desarrollados. Es así que algunos gobiernos han tomado la decisión de añadir hierro y calcio a la levadura del pan. Todos estos minerales se encuentran en las frutas y verduras.
El agua
Es el más importante de los compuestos inorgánicos, porque resulta imprescindible para casi todas las funciones esenciales del organismo. El cuerpo está compuesto por el 7’0 por ciento de agua.
El agua tiene diversas funciones, pero ante todo, es el medio de transporte de las sustancias que entran y salen del cuerpo.
No se debe olvidar que los alimentos tienen que estar en forma líquida para poder ser absorbidos.
Con estos nutrientes, el organismo obtiene la energía y vigor que requiere para su crecimiento y desarrollo.
Hidratos de Carbono
Llamados también carbohidratos, almidones o azúcares, son los que proporcionan la mayor parte de energía que el organismo necesita. Se digieren fácilmente, y son los que más rápidamente se absorben entre otras sustancias activas.
Los hidratos de carbono se encuentran en los cereales como: trigo, maíz, cebada, quinua y arroz, entre otros. De todos, el arroz es uno de los principales componentes de carbohidratos; lo malo es que una buena parte de su principio activo se pierde cuando el grano está pulido.
También los encontramos en los tubérculos como la papa y el camote, y muchas frutas; sobre todo aquellas carnosas como la manzana.
Existen algunos azúcares que son más sanos que otros; por ejemplo los de las frutas y legumbres son beneficiosos, mientras que la sacarosa (azúcar blanca de mesa) es considerada perjudicial para la salud. Por ello se recomienda consumir azúcar rubia o miel de abeja.
Grasas
Son alimentos muy energéticos y también ayudan a absorber ciertas vitaminas. Una cucharada de aceite vegetal proporciona el doble de energía que una cucharada de azúcar.
Las grasas son de dos clases: animal y vegetal. La primera, contiene grandes cantidades de grasa saturada. Su abuso provoca un aumento del colesterol y la formación de placas en las paredes de las arterias. Se encuentra mayormente en los embutidos, manteca, mantequilla, huevos, leche entera y en los productos derivados de la carne de cerdo, principalmente.
Las grasas vegetales son consideradas más sanas porque se componen de ácidos grasos poli insaturados y mono insaturados. A los primeros, se les halla en los aceites de maíz, girasol y uva; y a los segundos, principalmente en el aceite de oliva. Los especialistas en nutrición recomiendan que la ingesta de grasa animal en promedio no debe superar el 10 por ciento. No debe olvidarse que las grasas demoran más que los hidratos de carbono o proteínas en ser digeridas. Por ello, una persona tarda más tiempo en tener hambre después de haber ingerido alimentos que contienen grasa en exceso. No es bueno, por lo tanto, comer alimentos con mucha grasa porque se sobrecarga el trabajo de los órganos digestivos.
Proteínas
Las proteínas son moléculas que están conformadas por unas unidades más simples, llamadas aminoácidos. Existen unos 20 aminoácidos, de los cuales el organismo puede obtener algunos de ellos a partir de otro; pero hay 9 que no puede sintetizar y debe conseguirlos a través de los alimentos.
La función de las proteínas es doble: hacer funcionar el organismo y proporcionarle energía. La cantidad de energía que aportan equivale a 4 calorías por cada gramo.
La digestión de las proteínas es más lenta que la de los hidratos de carbono, pero un poco más rápida que las grasa.
Al igual que estas últimas, las proteínas son de dos clases: animal y vegetal. Las primeras se encuentran principalmente en las carnes rojas y blancas, huevos y quesos. Mientras que las segundas se hallan en las menestras como frejoles, lentejas, garbanzos, nueces, cereales y semillas.
Sales Minerales
Son sustancias inorgánicas formadas por macro minerales (sodio, potasio, calcio, y magnesio, principalmente) y micro minerales (zinc, yodo, flúor, hierro entre otros). Las sales minerales ayudan a la formación de los tejidos.
El organismo necesita de elementos como el hierro, que sirve para el intercambio de oxígeno durante la respiración. El calcio y el fósforo son los componentes principales de los huesos y dientes, junto con el magnesio. El yodo es necesario para las hormonas que controlan el equilibrio del metabolismo. El potasio es importante para los nervios y los músculos.
Una dieta equilibrada debe contener sustancias minerales; la mayoría de las personas solamente requieren pequeñas cantidades, un 4 por ciento aproximadamente.
Sin embargo, no es raro encontrar deficiencia de sustancias minerales en personas supuestamente bien alimentadas. Esto sucede porque sólo se limitan a consumir unos pocos alimentos, en vez de ingerir una dieta variada. Por ejemplo la anemia – por carencia de hierro – es común en los países desarrollados. Es así que algunos gobiernos han tomado la decisión de añadir hierro y calcio a la levadura del pan. Todos estos minerales se encuentran en las frutas y verduras.
El agua
Es el más importante de los compuestos inorgánicos, porque resulta imprescindible para casi todas las funciones esenciales del organismo. El cuerpo está compuesto por el 7’0 por ciento de agua.
El agua tiene diversas funciones, pero ante todo, es el medio de transporte de las sustancias que entran y salen del cuerpo.
No se debe olvidar que los alimentos tienen que estar en forma líquida para poder ser absorbidos.
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