Bajo el nombre genérico de “vitaminas”, se engloban diversas sustancias orgánicas que necesitamos ingerir, aunque en pequeñas cantidades, para completar – en algunos casos – necesidades energéticas y estructurales (masa corporal).
Fueron descubiertas en 1897, cuando el fisiólogo holandés Christian Eijkman halló que muchas de las enfermedades atribuidas a infecciones contagiosas se debían, en realidad, a una falta de vitaminas en la dieta.
Las vitaminas se clasifican en:
El complejo B
Es imprescindible en la nutrición para el buen funcionamiento del sistema nervioso. Está conformado por 12 sustancias, de las cuales las más importantes son: la vitamina B1 – conocida como antiberibérica – que se halla en la yema de los huevos, hígado de res, maíz, arroz y trigo; y la vitamina B2 que es importante para el crecimiento.
La Vitamina C
Su falta produce el escorbuto, una hinchazón de las encías, que en casos extremos puede llegar a provocar la muerte por desfallecimiento cardíaco. Se encuentra en las frutas ácidas (naranja, mandarina, limón, etc.) y en las verduras frescas.
b) Vitaminas liposolubles
La Vitamina A
Es producida en el organismo a partir de una sustancia colorante conocida como betacaroteno. Se encuentra – en abundancia – en la manteca, la yema del huevo, la leche, la zanahoria, y las espinacas.
Su ausencia causa ceguera nocturna, cicatrización deficiente, sequedad en la piel, etc.
La Vitamina D
También llamada antirraquítica, es producida en la piel por exposición a los rayos solares; muchas veces es insuficiente, excepto en los climas cálidos. Los niños que reciben poca vitamina D no pueden absorber el calcio conveniente y sus huesos se reblandecen y deforman y sus articulaciones se hinchan. Esta enfermedad se denomina raquitismo.
La Vitamina E
Su deficiencia puede ocasionar esterilidad, es decir, influye directamente en las funciones reproductoras. Se encuentra, en grandes cantidad, en la jalea real y el germen de trigo.
La Vitamina K
Es producida por la flora intestinal. También se encuentra en muchos alimentos como el hígado de res, uvas, peras y hortalizas. Esta vitamina tiene un importante papel en el proceso de la coagulación sanguínea.
Fueron descubiertas en 1897, cuando el fisiólogo holandés Christian Eijkman halló que muchas de las enfermedades atribuidas a infecciones contagiosas se debían, en realidad, a una falta de vitaminas en la dieta.
Las vitaminas se clasifican en:
- Hidrosolubles: solubles en agua
- Liposolubles: solubles en grasa o aceite
El complejo B
Es imprescindible en la nutrición para el buen funcionamiento del sistema nervioso. Está conformado por 12 sustancias, de las cuales las más importantes son: la vitamina B1 – conocida como antiberibérica – que se halla en la yema de los huevos, hígado de res, maíz, arroz y trigo; y la vitamina B2 que es importante para el crecimiento.
La Vitamina C
Su falta produce el escorbuto, una hinchazón de las encías, que en casos extremos puede llegar a provocar la muerte por desfallecimiento cardíaco. Se encuentra en las frutas ácidas (naranja, mandarina, limón, etc.) y en las verduras frescas.
b) Vitaminas liposolubles
La Vitamina A
Es producida en el organismo a partir de una sustancia colorante conocida como betacaroteno. Se encuentra – en abundancia – en la manteca, la yema del huevo, la leche, la zanahoria, y las espinacas.
Su ausencia causa ceguera nocturna, cicatrización deficiente, sequedad en la piel, etc.
La Vitamina D
También llamada antirraquítica, es producida en la piel por exposición a los rayos solares; muchas veces es insuficiente, excepto en los climas cálidos. Los niños que reciben poca vitamina D no pueden absorber el calcio conveniente y sus huesos se reblandecen y deforman y sus articulaciones se hinchan. Esta enfermedad se denomina raquitismo.
La Vitamina E
Su deficiencia puede ocasionar esterilidad, es decir, influye directamente en las funciones reproductoras. Se encuentra, en grandes cantidad, en la jalea real y el germen de trigo.
La Vitamina K
Es producida por la flora intestinal. También se encuentra en muchos alimentos como el hígado de res, uvas, peras y hortalizas. Esta vitamina tiene un importante papel en el proceso de la coagulación sanguínea.
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